Siguiendo con el post anterior, una vez situados en toda esta locura de los coronavirus, vamos a hablar ahora de los casos concretos de los coronavirus que provocan síndrome respiratorio agudo severo (SARS, en su día denominados de manera general SARS-Cov), y su relación con los animales salvajes y la seguridad alimentaria.
Atención a lo siguiente:
“El coronavirus responsable del síndrome respiratorio agudo severo causó la primera pandemia mundial del nuevo milenio. El rápido crecimiento económico en el sur de China ha llevado a un incremento en la demanda de proteínas de origen animal, incluidas aquellas que aportan especies de animales exóticos, como las civetas.
El gran número de animales salvajes de caza, con sus múltiples variedades, hacinados en numerosas jaulas, sumado a la falta de medidas de bioseguridad en húmedos mercados, permitió el salto de este nuevo virus de animales al ser humano. Su capacidad de transmisión de persona a persona, la falta de conciencia en el control hospitalario de infecciones, y el tránsito aéreo de las poblaciones, facilitó una rápida y global diseminación de este agente.
El dramático impacto económico, social y sobre los sistemas de salud, no tuvo precedentes.
El pequeño resurgir del virus tras la reanudación de la actividad en el mercado de animales salvajes en el sur de China, y el reciente descubrimiento de un virus muy similar en el murciélago de herradura (bat SARS-Cov), sugirió que el SARS puede reaparecer, si las condiciones son las adecuadas para su introducción, mutación, amplificación y transmisión de este peligroso virus. […] ¿Estaríamos preparados para una reaparición del SARS?. Es bien conocida la recombinación genética que experimentan los coronavirus, lo que podría llevar a la aparición de nuevos genotipos, y nuevos brotes.
La presencia de un gran reservorio de virus similares al SARS-CoV en los murciélagos de herradura, junto con el arraigo cultural del consumo de animales exóticos en el sur de China, es una bomba de relojería”.
Este fragmento ha sido extraído de un artículo, dentro de la sección Clinical Microbiology Reviews de la American Society for Microbiology, realizado por investigadores de distintos laboratorios y centros de investigación pertenecientes a la Universidad de Hong Kong. Fue publicado en el 2007.
Sugieren en dicho artículo que el SARS-CoV tuvo un origen zoonósico (enfermedades o infecciones que padecen los animales y son transmisibles a las personas en condiciones naturales), por su vinculación epidemiológica de los casos iniciales en seres humanos de la pandemia del 2003, con los animales salvajes de caza que se consumen en aquella zona de China.
Investigación
Los investigadores trabajan incansablemente para secuenciar los genomas de los virus emergentes, muestreando los posibles animales reservorios, así como los casos en otras especies animales, incluyendo los casos de personas afectadas, para conocer el comportamiento y las posibles variaciones dentro de estos agentes infecciosos, y poder así desarrollar fármacos y vacunas para luchar contra ellos, y establecer los protocolos correctos para prevenir su diseminación.
En cuanto al causante de la actual pandemia de COVID-19, los investigadores secuencian y comparan el genoma de este SARS-CoV-2 con respecto a los SARS-CoV ya conocidos, para estimar el posible origen, cómo y cuánto ha variado este nuevo coronavirus.
El estudio, hablando ya del propio SARS-CoV-2, también avanza a pasos de gigante en España, gracias a investigadores que revelan las mutaciones que éste ha sufrido desde el comienzo de la epidemia para poder así comparar las diferentes cepas presentes en Europa y determinar los puntos de entrada y cómo se transmite, lo que facilitará a las autoridades sanitarias el control de la expansión, según una publicación de la Universitat de València.
A este respecto, desde el punto de vista del origen o “zona cero”, se publica en Science el 16 de marzo, un artículo donde remarcan las incertezas sobre la transmisibilidad y virulencia de este virus, por lo que la efectividad de los esfuerzos para contenerlo sería todavía desconocida. Aluden, con datos estudiados en China, a que el número de casos no documentados pero infectados (y por tanto transmisores) sería una de las características epidemiológicas críticas que modula el potencial pandémico del virus emergente.
Coronavirus, Animales Salvajes y SARS-CoV-2
Siguiendo con la relación entre este virus y los animales, en un artículo publicado en Nature Medicine se habla acerca de una selección natural en un hospedador animal, previa a la transferencia zoonósica, explicando la similitud entre SARS-CoV-2 que padecemos y el tipo de coronavirus presente en murciélagos. Dado que los primeros casos de COVID-19 llegaron a relacionarse con el Huanan Market, en Wuhan, presentan como una posibilidad que el animal fuente de la infección se encontrase allí.
Algunos coronavirus presentes en pangolines (mamíferos también consumidos en estas zonas e ilegalmente importados) poseen una gran similitud con el SARS-CoV-2. Explican cómo hay claramente un proceso de selección natural en este nuevo virus al encontrar una optimización de las proteínas de sus espículas (de las que hablamos en el post anterior) para su unión con los receptores ACE2 (enzimas que actúan como receptores encargadas, entre otras cosas, de la transformación de una serie de moléculas que dan lugar a la aparición de unos productos con efectos antiinflamatorios, vasodilatadores, anti-fibrosis y favorecedores de la natriuresis, efectos todos ellos que reducen la tensión arterial, de ahí el peligro de infección con este virus en perfiles de riesgo, como personas hipertensas entre otros).
En este artículo no ven como plausible la aparición de este virus como consecuencia de una manipulación en el laboratorio.
Éramos poc@s… ¡y apareció el tigre!
Hago un paréntesis porque no puedo dejar de comentar en este post, por ser esta noticia la última novedad, algo que hubiese tenido cabida en el anterior (otra vez la ciencia avanza rápido), y es el caso del positivo para COVID-19 de un tigre en un zoológico de New York. La USDA (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos) informa al respecto y en su última comunicación apuntan a un contagio del animal desde un empleado que ya padecía la enfermedad.
Para finalizar
En resumen, y de nuevo como en otros casos de enfermedades provocadas por coronavirus, probablemente la fuente primaria de infección por SARS-CoV-2 sea de origen animal siendo, en este caso, el murciélago el reservorio más probable para el virus, mientras que las investigaciones continúan para confirmar que el hospedador intermediario, a través del cual se produjo el salto a los seres humanos, haya sido el pangolín u otras posibles especies. De hecho, a finales de febrero se publica en Nature.com que la coincidencia genética que se creía entre el coronavirus encontrado en pangolines, que aparecieron fruto del contrabando, y el estudiado en personas infectadas no era exactamente del 99%, ya que este porcentaje no estaba referido a un dato del genoma completo, siendo el dato real de coincidencia un 90.3%, por lo que en un principio se descarta esta especie como culpable.
Así que todas las investigaciones nos hablan de un origen zoonósico, directamente relacionado con la sanidad animal, pero de momento nada concluyente con respecto al consumo de los animales citados en este post, sino al posible contagio por contacto con los mismos y transmitido de persona a persona.
Existen numerosos agentes zoonósicos transmitidos a través de los alimentos, de los que hablaremos en otra ocasión pero para este caso que nos ocupa, científicos de la EFSA (Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria) afirman que no hay pruebas de que se hayan producido transmisiones a través del consumo de alimentos en experiencias anteriores con brotes de coronavirus afines (como los causantes del SARS y MERS) y ahora mismo, hasta que la ciencia diga lo contrario, no parece que vaya a ser diferente en el caso de COVID-19.
Por tanto la prevención, con respecto a la seguridad alimentaria, se basa como siempre se ha explicado (con o sin coronavirus), en los correctos protocolos de higiene (buenas prácticas higiénicas) tanto para evitar las contaminaciones cruzadas por parte de los manipuladores en todos y cada uno de los pasos de la cadena alimentaria, como por parte de los consumidores desde el primer contacto con el alimento en el punto de adquisición con la colaboración de los responsables en los puntos de venta, así como su manipulación, almacenaje y elaboración en nuestros hogares.
¿Cómo manipulamos y guardamos los alimentos para evitar las contaminaciones cruzadas?, ¿sobrevive este nuevo virus en alimentos congelados?. ¡Esto es importante!, hoy más que nunca la seguridad alimentaria no acaba en el punto de recogida de los alimentos.
Hablaremos de todo esto en el siguiente post.
Hasta entonces, ¡tranquilidad y buenos alimentos!.
Fuentes:
https://cmr.asm.org/content/20/4/660
https://www.britannica.com/animal/civet-mammal-Viverridae-family
https://science.sciencemag.org/content/early/2020/03/24/science.abb3221
https://www.nature.com/articles/nrmicro.2017.45
https://www.nature.com/articles/d41586-020-00548-w
https://www.efsa.europa.eu/es/news/coronavirus-no-evidence-food-source-or-transmission-route
https://www.aphis.usda.gov/aphis/newsroom/news/sa_by_date/sa-2020/ny-zoo-covid-19
Imagen portada: https://www.agenciasinc.es/Noticias/La-genetica-traza-el-mapa-de-la-dispersion-mundial-del-virus